miércoles, 27 de febrero de 2013
UN HOMBRE Y DOS MUJERES DE DORIS LESSING
SOBRE UN
HOMBRE Y DOS MUJERES DE DORIS LESSING
(23 DE FEBRERO DE 2013)
La infidelidad, el amor, la felicidad,
la desesperanza, la feminidad y tantos temas más, hacen parte de este cuento que permite
múltiples miradas. Lo femenino visto desde la posición de Doris Leassing
traspasa el límite de lo cotidiano envolviendo a los personajes en una serie de
tensiones propias de parejas de más de
diez años de casados. Un bebe crea la
atmósfera perfecta para que esas tensiones suban su matiz y causen una explosión
de sentimientos que se encontraban contenidos.
Uno de los primeros aspectos que se
resaltó en la conversación fue el asunto de la infidelidad, la doble moral. Dos
parejas de clase media alta que sobrevaloran el éxito en sus profesiones deben
mantener ciertas apariencias. Jack, compra un vehículo lujoso, aunque no tenga
la suficiencia para hacerlo, precisamente porque cree que se lo merece. Sin
embargo la doble moral toma mayor relevancia con la infidelidad, aunque la
infidelidad sea algo común en otras culturas o incluso en nuestro país, algunos
aseguran que hace parte de la cotidianidad en la región Caribe. En la historia,
la confesión de Jack es asumida de manera paradójica por parte de Dorothy,
aunque expresa no importarle su comportamiento nos lleva a pensar que la infidelidad
de Jack trastoca sus nervios, ya excitados de antemano debido a la carga del
primer hijo y las noches en vela.
Los personajes femeninos fingen que la
infidelidad de sus parejas no les importa, pero las lágrimas que estas mujeres vierten
es una mezcla de desesperación e impotencia frente al mundo y los hombres que
las rodean. Stella aunque no tiene certeza frente al comportamiento de su
esposo, expresa que ella sabe que él tiene aventuras a menudo y sede frente a
la confrontación con Dorothy dándole la razón. Pese a todo esto, la relación
sigue en pro de las apariencias o ¿se entienden y aceptan tanto el uno al otro
que este comportamiento lo aceptan sin vacilación? ¿Realmente aceptan sus equivocaciones como un componente inherente
a la vida misma? Son preguntas que se develan a veces de manera un poco
confusa.
El tema de la infidelidad entre estas
dos mujeres, es aprovechado por Dorothy para incitar a su esposo a seducir a
Stella, decisión contradictoria, sin embargo este personaje lo es durante toda
la historia. Intenta provocar a su amiga y esposo para que le sean infieles, es
probable que todo sea un juego, algo escabroso (resultado de la tensión a la
que está sometida Dorothy debido al lugar donde está viviendo, el bebe, el
malestar por las noches de insomnio, la infidelidad de su esposo, etc.) pero
que intenta probar a estos dos personajes. Stella terminará impidiendo que la
situación que se plantea como hipotética termine por generar un conflicto
mayor.
Algunas historias que los asistentes
al cubo de lectura conocen, surgen como intento para clarificar de mejor manera
el comportamiento humano en esta historia. Después de escuchar algunas
anécdotas queda la sensación de que nuestras decisiones erradas terminan
afectando todo lo que nos rodea “por culpa de esa mujer” dirán algunos, pero la
decisión de relacionarse con unas mujeres u otras personas, es una decisión
libre y así debe asumirse. También queda en la conversación la idea de que la
infidelidad es un asunto cotidiano, que ningún hombre está exento de ella, o
por lo menos ninguno estaría dispuesto a colocarse como ejemplo de fidelidad
absoluta.
La presencia del niño exaspera la
situación, Dorothy es un personaje trasnochado, atrapado debido al niño que
tiene entre sus manos. Acostumbrada a viajar a quedado a merced de un bebe que
le succiona el tiempo, su esposo y su ser poco a poco. Una depresión postparto
aventura una de las participantes del Cubo de Lectura, y es posible que las
tensiones lleven a esta mujer a esbozar un poco la idea de que su vida era
mucho mejor antes de tener a ese niño. El niño entonces se convierte en un
lastre que atraviesa la situación llevándola a un clima tenso e incontenible.
Stella como mujer, logra entender
desde su experiencia lo que está sintiendo Dorothy, ella ya ha sido madre,
tiene un esposo que viaja todo el tiempo y los años no le han sido en vano.
Ella logra prever lo que sucedería si ese juego que propone la historia se
llevase a cabo. Este tipo de juegos hacen parte de la cotidianidad, desear la
pareja de otro es una constante en la vida de las parejas, ¿quién no lo ha
imaginado? Sin embargo eso no significa que debe llevarse a cabo o que somos
infelices con quienes compartimos nuestra vida. Doris Lessing, explora un tema
que subyace en el mundo del inconsciente, que poco se nombra, pero que convive
diariamente entre las personas que conocemos y nosotros mismos.
Una mascarada, toda esta historia no
es más que eso, y el niño y las situaciones refuerzan la idea de que todos
vivimos de aparentar, de ocultarnos tras una máscara que solo se rompe frente a
las situaciones más extremas, allí es donde nos mostramos realmente como somos.
sábado, 9 de febrero de 2013
LECTURA PARA EL 16 DE FEBRERO DE 2013
EL ASUNTO
Orlando
Mejía Rivera
|
El 15 de febrero tomé el tranvía en la plaza de Bolívar con un
libro de poesías de Góngora que me había prestado mi amigo Domingo; eran como
las tres de la tarde y hacía frío, yo disfrutaba de la ironía de los versos
"Cada uno estornuda/Como Dios le ayuda", cuando vi entrar por la
puerta principal a un fauno vestido de levita negra, con sombrero de copa, pero
al cual se le veían los cascos lustrosos por debajo del pantalón, los cachos elevaban
su sombrero unos siete centímetros de la cabeza y las barbas rojizas de chivo
formaban una especie de escoba de fuego. Se quedó mirándome con burla y luego
desapareció en el aire, sin que ninguno de los demás pasajeros hubiesen dado
muestras de haberlo visto.
Han pasado casi dos meses de ese episodio y debo confesar que el
rostro del fauno se me ha vuelto una imagen obsesiva que aparece en mis sueños.
Ahora nada es lo mismo, aunque sigo mi rutina de conversar con los amigotes en
el Gato Negro, de buscar a Juanita luego de que sale de su turno en El Molino y
de estudiar de mala gana con Luisito las lecciones de derecho procesal; me
siento como habitando otra ciudad dentro de la ciudad, como si yo fuera el
único ser vivo o por el contrario un fantasma perdido en un mundo de carne y
hueso.
La vaina social cada vez es más jodida, mientras se han gastado
una millonada en las banderitas de todos los países para colocar en la ciudad y
han inaugurado "El venado de Oro" para que Bogotá no esté por debajo
de París, la gente no tiene para la leche ni el pan y todos los días aparecen
hombres muertos, sin testículos ni cabeza, flotando en el río Bogotá.
Lo único que me saca la nostalgia es la poesía satírica de Quevedo
y las noches turbulentas en el burdel de la Coja; quizá lo que quiero de verdad
es ser un poeta maldito y morir de tuberculosis en brazos de Juanita, mientras
mis poemas arden en la caneca de la basura y el espíritu de Rimbaud me guiña el
ojo desde el más allá. Pero no, lo que en realidad quiero es liberarme de este
frío y de la presencia de ese fauno burlón. Anoche, mientras escribía la idea
para un poema o un relato que me vino a la imaginación como dictado por los
dioses, volvió a aparecer el fauno, su cara me miraba desde la parte exterior
de la ventana del cuarto y yo corrí a enfrentarlo cansado de mi miedo, pero
desapareció al acercarme al vidrio.
Después tuve ese extraño y terrible sueño: vi una multitud de
personas iracundas arrastrando el cadáver deforme de un hombre a través de los
rieles del tranvía, luego llegaban al palacio de Nariño y tiraban sus despojos,
aparecía la policía y el ejército, los tanques masacraron a la gente, los
emboladores borrachos se quitaban las camisas, las empapaban en gasolina y le
prendían candela a los edificios del centro, el periódico El Siglo fue quemado
y en el suelo quedaron pedazos rotos de máquinas de escribir que habían tirado
los incendiarios por las ventanas.
Las ferreterías, las licoreras, los almacenes de ropa fueron
asaltados por la turba, huelo a sangre y a aguardiente, la ciudad arde en cien
distintos fuegos, los tranvías son volteados e incendiados, los francotiradores
desde las azoteas y las terrazas de las iglesias disparan a todo lo que se
mueva, un aguacero llega a las tres de la tarde y salva de las cenizas a la
ciudad, yo me veo caminando como un sonámbulo por la carrera octava con la
Jiménez, han quemado la pensión, mis libros y mi escasa ropa no existen, de
pronto veo al fauno que me sonríe y despierto tiritando de frío y de miedo. Me
asomo a la ventana y observo la ciudad tranquila y limpia, con un sol tenue que
cubre los tejados de barro. La mañana me la pasé escudriñando la ciudad, como
convenciéndome que mi sueño sí había sido un sueño, todo el día he tenido en la
memoria los versos de Eliot "Las casas han desaparecido bajo el mar/Los
bailarines han desaparecido bajo la colina" y ese que dice "el
funeral de nadie, porque no hay a quien enterrar". Al mediodía estuvimos
hablando de política en la pensión de la calle Florián, esperando a que sirvieran
el almuerzo; José y Luis Enrique creen en la revolución, yo no sé en qué creo,
a lo mejor en nada. El reloj da la una en punto y de pronto veo al fauno al
lado mío, me mira y se ríe, baja las escaleras y yo, cansado de ese chivo
fantasmal de mierda, salgo tras él, llegamos a la calle y lo sigo casi
corriendo, doblamos la Jiménez y cogemos por toda la séptima, ya casi lo
alcanzo... te voy a hacer hablar fauno burlón, de pronto veo que se para, se
voltea y me mira, en ese momento sólo escucho como golpes de tambor y un
calorcito que me recuerda mi tierra.
II
Diario Jornada. 10 de Abril de 1948. Bogotá.
En el día de ayer, en extraños hechos fue abaleado y muerto un
estudiante (al parecer de filosofía) de la universidad Nacional, de apellido
García, de 20 años de edad, que vestía un buzo negro de cuello de tortuga y un
pantalón café oscuro de dril. El sitio del crimen fue en la carrera 7a N°
14-51, al frente del edificio donde tiene su oficina el Doctor Jorge Eliecer
Gaitán. Testigos afirman que hacia la 1:05 pm venía el estudiante caminando
apresuradamente por la séptima y un hombre de baja estatura, de vestido gris a
rayas muy grasoso, de nariz aguileña y mostrando una frialdad espeluznante,
sacó un revolver y disparó tres tiros que penetraron la frente del occiso, su
costado izquierdo y el abdomen. Después, refieren los testigos que el asesino
salió corriendo con la pistola en la mano hacía el sur y nadie se atrevió a
interceptarlo.
El informe forense afirma que un tiro se alojó en la región
occipital del cerebro, otro en el pulmón izquierdo y el tercero destruyó su
hígado. El primer tiro fue el mortal. Lo más llamativo de este crimen es que de
manera coincidencial los doctores Jorge Eliecer Gaitán, Plinio Mendoza Neira,
Alejandro Vallejo, Jorge Padilla y el médico Pedro Eliseo Cruz acababan de
salir del edificio y se encontraban un metro detrás del sujeto abaleado. Aunque
el doctor Vallejo y cierto sector del movimiento gaitanista han insinuado que
los disparos podrían haber sido en realidad dirigidos contra el doctor Gaitán,
él mismo ha descartado esta posibilidad porque está convencido "de que el
pueblo de Bogotá es mi guardián y nadie se atrevería a atentar contra el jefe
del pueblo".
El diario EL SIGLO ha publicado un editorial en su edición especial
de la tarde donde desmiente los "calumniosos rumores de los bandidos
comunistas" de que los disparos hayan tenido que ver con un atentado
fallido a Gaitán. De todos modos este confuso crimen ha llevado a que el
gobierno del Doctor Ospina Pérez haya aceptado, tardíamente, invitar al
caudillo liberal como conferencista de la novena conferencia panamericana, que
viene celebrándose con éxito en Bogotá y en donde existe una gran expectativa,
de parte de todos los dirigentes de Latinoamérica, por las palabras del
invitado general Marshall y la posibilidad de que apoye un plan económico de
ayuda similar al otorgado a Europa. Hasta este momento el asesino no ha sido
capturado y no se conocen detalles de quien era el estudiante muerto. La ciudad
está en completa calma, haciendo honor al elogioso nombre que le ha dado el
diplomático Miguel Cané de "La Atenas Sudamericana".
III
Informe judicial: Asunto García
De: sargento Marín
Para: mi teniente Murillo
Fecha: 15 de Abril de 1948.
Una vez hechas las averiguaciones iniciales pertinentes, me
permito informarle mi teniente, que el sujeto muerto era un estudiante de
segundo año de Derecho de la Universidad Nacional, oriundo de la costa
Atlántica, que según algunos de sus compañeros de estudio era "un caso
perdido, borracho y mujeriego" que faltaba con frecuencia a sus
obligaciones estudiantiles y frecuentaba los cafés y bares de la carrera 7ª y
los burdeles de la zona de tolerancia, en especial el de la Coja. No es claro
que perteneciera al partido comunista pero muchos de sus amigos sí eran rojos
furibundos, por lo cual se podría plantear que su muerte se debió a rencillas
entre comunistas o también a algún asunto de faldas, dadas sus costumbres
desordenadas. Al revisar su habitación, ubicada en una pensión de la calle Florián,
me permito mi teniente especificar los objetos hallados:
1- Cinco pantalones de dril, con cuatro buzos de lana de cuello de
tortuga.
2- Un vestido de paño completo, muy viejo y sucio.
3- Dos pares de zapatos mocasines, interiores y medias.
4- Elementos de aseo personal.
5- Unos 20 libros de literatura (o eso me pareció) rayados con
lapicero de tinta roja (otra prueba mi teniente para insinuar sus nexos
comunistas).
6- Un folleto subversivo de las "Juventudes comunistas de
América".
7- Un libro grueso, abierto sobre el escritorio en la página 214,
que tiene el título de "Ulises de Joyce" y que debe ser un repugnante
libraco pornográfico mi teniente, pues lo único que se entiende son groserías
como "Ese es el hombre que me lo dio" y "desnudos inodoros limpios".
Y:
8- Una especie de diario donde lo último que anotó es del 8 de
abril, a las 10.30 p.m, y que me llama mucho la atención, pues parece como un
escrito secreto y codificado donde se habla del fusilamiento de un miembro del
ejército y que podría ser el punto clave para clarificar el crimen, es decir mi
teniente, para comprobar que fue un asunto entre esos rojos comunistas hijos de
puta. Adjunto la página referida.
"8 de Abril. 10.30 pm. 1948. Idea para poema épico o relato
futuro: la imagen: Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el
(general) coronel Aureliano Buendía, había de recordar aquella tarde (distante)
remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo... Pueblo original donde la
historia no ha llegado. Un manuscrito escrito por un gitano, tiempo circular,
el tono de la abuela para contar las historias. Titulo optativo: La Casa...
¡CARAJO! OTRA VEZ EL FAUNO".
Orlando
Mejia Rivera nació el 30 de agosto de 1961 en Bogotá, Colombia y actualmente
reside en Manizales. Es médico, especialista en medicina interna, pero también
escritor. Posee un Magister en filosofía con énfasis en epistemología y es
profesor titular e investigador del Programa de Medicina en la Facultad de
ciencias para la salud de la Universidad de Caldas. Ha publicado, entre otros,
los libros: Antropología de la muerte (1987), Humanismo y
Antihumanismo (1991), La Casa Rosada(1997), La muerte y sus
símbolos (1999), De clones, ciborgs y sirenas (2000), La
generación mutante: nuevos narradores colombianos (2002). Los
descubrimientos Serendípicos. Aproximaciones epistemológicas al contexto del
descubrimiento científico (2004). Extraños escenarios de la noche
(2005). Debemos destacar que este cuento, "El Asunto García", fue
premiado en el concurso "Bogotá una ciudad que sueña" (1997), por lo
que ha sido publicado en varias antologías colombianas, entre las cuales está Los
Contemporáneos del porvenir. (Primera antología de Ciencia Ficción
Colombiana) (2000) cuyo editor fue René Rebetez.
Axxón 168 - noviembre de 2006
Cuento de autor latinoamericano (Cuentos: Fantástico: Ciencia Ficción: Ucronía: Colombia: Colombiano).
Cuento de autor latinoamericano (Cuentos: Fantástico: Ciencia Ficción: Ucronía: Colombia: Colombiano).
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