jueves, 10 de diciembre de 2015

SOBRE EL GUARDIÁN ENTRE EL CENTENO. PRIMERA PARTE




La semana pasada hablamos de los primeros diez capítulos de este libro, divertido e inteligente.

Capitulo a capitulo vamos conociendo a Holden, ese joven solitario de diecisiete años. No le importa prácticamente nada y desea hacerse querer, pero sus intentos son vanos. Las mentiras son una de su mayor fortaleza, es posible que detrás de ellas se esconda el verdadero Holden, un joven depresivo que desea tener de nuevo a su hermano Allie, pero que se decepciona rápidamente.

Después de cinco capítulos nos enteramos que le gusta mucho leer, escribe muy bien y sin embargo lo han echado del colegio por perder cuatro materias. Uno de los pasajes más interesantes al inicio del libro es el diálogo con su profesor de historia. Un profesor que desea ayudar a un joven que no necesita ayuda. Holden está seguro de su futuro, tiene claro que no desea estudiar. Sin embargo esa seguridad se quiebra cuando el profesor se ofrece a leer su último ensayo sobre los egipcios. Leamos un fragmento de ese encuentro.
“Aquello sí que era una puñalada trapera, pero me levanté a cogerlo y se lo llevé. No tenía
otro remedio. Luego volví a sentarme en aquella cama de cemento. ¡Jo! ¡No saben lo arrepentido que estaba de haber ido a despedirme de él! Manoseaba el examen con verdadero asco, como si fuera una plasta de vaca o algo así.

—Estudiamos los egipcios desde el cuatro de noviembre hasta el dos de diciembre —dijo—Fue el tema que tú elegiste. ¿Quieres oír lo que dice aquí?

—No, señor.”

Este encuentro es muy interesante porque Holden, gran observador por cierto, todo el tiempo está describiendo a través de sus ojos a su profesor de historia. Holden no quiere ser viejo, le da pena su profesor, e incluso un poco de asco, pero sabe que aunque el viejo tenga razón él no puede retroceder. Desea escapar, salir, respirar, encontrarse con el mundo; en lugar de leerlo en libros de historia.

Uno de los pasajes más emotivos lo encontramos en el capítulo cinco, cuando nos enteramos que Holden conserva consigo un guante de beisbol de su hermano fallecido, al que también le gustaba leer. Un guante lleno de poemas que es una forma de recuerdo. Pero también Holden nos cuenta que cuando murió su hermano Allie golpeó con tanta fuerza las paredes, los cristales, que se fracturó la mano y esa fractura le duele cuando hace frío, ese frio de muerte que es la impotencia de ver morir a alguien que amamos.

Es posible que esa impotencia sea la que lo lleva a pelearse con Stradlater al enterarse de que él va a salir con Jane, una antigua amiga. Lo que más rabia le da a Holden es que el no pudo invitarla a salir, no porque no quisiera, sino porque fue incapaz; de haberlo hecho, toda la noche hubiera sido una mentira y Holden no lo hubiera soportado. Él sabe eso y la rabia lo llena todo, desea acabar con el mundo, pero es demasiado insignificante para el mundo.

Ya por el capítulo diez nos enteramos de que también aprecia el buen cine. Además de leer, es un cinéfilo.


¿Qué desea realmente Holden? ¿A dónde quiere llegar? ¿Por qué miente todo el tiempo? Esperemos resolver estas preguntas en los capítulos siguientes.

viernes, 23 de octubre de 2015

SOBRE BIENVENIDO BOB DE JUAN CARLOS ONETTI




El cuento completo se puede leer aquí: http://www.onetti.net/es/cuentos/bienvenido_bob

Los títulos de los cuentos muchas veces son un enigma. Pero en el caso del cuento de Onetti “El cerdito”, el título ya aventuraba algo sobre el final de la historia y la situación alrededor de la cual iba a girar. ¿Por qué el título “Bienvenido Bob”, ¿bienvenido a dónde?  ¿Ustedes que piensan?


Otro asunto es el tema. Podemos hablar de un tema que puede ser, el deseo del Bob del pasado. El pasado y el deseo, no sé si de poseer a Bob, pero si de su juventud. Esto lo digo porque el narrador comienza contándonos sobre Bob, lo que ya no es y lo que fue.


“Es seguro que cada día estará más viejo, más lejos del tiempo en que se llamaba Bob, del pelo rubio colgando en la sien, la sonrisa y los lustrosos ojos de cuando entraba silenciosamente en la sala, murmurando un saludo o moviendo un poco la mano cerca de la oreja, e iba a sentarse bajo la lámpara, cerca del piano, con un libro o simplemente quieto y aparte, abstraído, mirándonos durante una hora sin un gesto en la cara”


El personaje que narra extraña el tiempo en que podía llamarlo Bob. Más adelante sabremos que el narrador lo llama después Roberto, porque para él ya es imposible llamarlo Bob. 





“Igualmente lejos -ahora que se llama Roberto y se emborracha con cualquier cosa, protegiéndose la boca con la mano sucia cuando toso- del Bob que tomaba cerveza, dos vasos solamente en la más larga de las noches, con una pila de monedas de diez sobre su mesa de la cantina del club, para gastar en la máquina de discos”.

Bob ya no es el que conoció el narrador, esto lo llena de nostalgia. ¿Por qué cambiamos? ¿La melancolía que se nota en el narrador, es sobre todo una letanía del fracaso. Es decir, Bob dejó de ser lo que el narrador amaba. Roberto es la encarnación de los sueños fracasados, de eso que somos cuando envejecemos?

“los sábados, alguno tan rabiosamente joven como él, con quien conversaba de solos, trompas y coros y de la infinita ciudad que Bob construiría sobre la costa cuando fuera arquitecto”.

El narrador extraña al Bob que podía soñar, recuerda esos sueños, esas miradas, incluso las burlas propias de la juventud. Pero ahora Roberto se dedica a estar, ¿acaso cambiamos tanto?

El narrador nos cuestiona, nos invita a mirar atrás, a recordar los sueños de juventud, a mirarnos al espejo y pensar si seguimos soñando o somos solo un reducto de realidad.

“Pobre chico, pensé con admiración. Estuvo diciendo que en aquello que él llama vejez, lo más repugnante, lo que determinaba la descomposición era pensar por conceptos, englobar a las mujeres en la palabra mujer, empujarlas sin cuidado para que pudieran amoldarse al concepto hecho por una pobre experiencia. Pero -decía también- tampoco la palabra experiencia era exacta. No había ya experiencias, nada más que costumbre y repeticiones, nombres marchitos para ir poniendo a las cosas y un poco crearlas”

¿Qué intenta decir con esto? ¿Acaso Roberto con su forma de vida contradice lo que Bob pensaba sobre la vejez; o como suele ocurrir, el tiempo nos obliga a tragarnos esos intentos de sabiduría (de creer haber entendido el mundo), para convertirnos en aquello que antes odiamos?



“No sé si nunca en el pasado he dado la bienvenida a Inés con tanta alegría y amor como diariamente le doy la bienvenida a Bob al tenebroso y maloliente mundo de los adultos. Es todavía un recién llegado y de vez en cuando sufre sus crisis de nostalgia. Lo he visto lloroso y borracho, insultándose y jurando el inminente regreso a los días de Bob. Puedo asegurar que entonces mi corazón desborda de amor y se hace sensible y cariñoso como el de una madre. “

Es posible que el título ya nos hubiese dado una respuesta. Bienvenido Bob ¿a dónde? a un mundo ruin, al mundo donde ya no soñamos, al mundo de la oscuridad, donde no siempre gana el bueno. Eso lo sabía el narrador antes que Bob. Es un viejo que desea poseer eso que se escapa entre sus dedos, el tiempo.

sábado, 17 de octubre de 2015

CARTAS A BARTLEBY


 
 
 
Escribir cartas es un asunto intimo. Pero escribir cartas a personajes literarios o escritores lo es mucho más. Esta es la primera carta que escribe un integrante del Cubo de lectura dirigida a un personaje de los leídos durante el año, Bartleby; ese personaje que nos conmovió tanto. La carta la escribió Gloria Eugenia.
 
Bartleby no tiene rostro, no sabemos nada de él, solo que le gusta comer pastelitos de jengibre. Esta carta también es una invitación a leer el cuento, e imaginar a un ser que prefiere cosas que la mayoría no. A continuación la carta de Gloria.
 
LIBERTAD
Hola Bartleby. ¿Cómo escuchar la diferencia sin alterarnos? ¿Cómo respetar y valorar la resistencia pasiva que tan pocos seres practican? ¿Por qué seguimos en la búsqueda loca de la homogenización? ¿Por qué la “compasión” y no el “respeto”? Son estas algunas de las preguntas que me genera tu accionar. Pareciera que la muerte en vida de tu anterior trabajo se había contagiado y ya sólo deseabas ser tú, sin darte cuenta que eso los demás no lo entenderían: debías ser funcional al sistema, porque si no, quedabas por fuera o mejor dicho, dentro de la cárcel, que parecía ser el único lugar donde cabía tu diferencia sin alterar al resto, a pesar de que ya contagiabas un poco de autonomía a otros. Ya “lo que usted ordene” empezaba a ser “si usted prefiere”.  
Pero también allí, encerrado, la desobediencia civil te rescató de la vida que no compartías y te admiro por ello así seas un personaje literario, pues uno de los pocos seres humanos real de quien sé que optó por esta vía fue Thoureau y también como tú, fue a la cárcel por defender sus convicciones al no pagar sus impuestos que consideraba, mantenían un régimen de esclavitud y promovía guerras injustificadas.  
Por último, te cuento que a pesar de la inquietud que me generabas con tu “Preferiría no hacerlo” y que tardé en comprender, nunca te compadecí, por el contrario, despertabas en mí no sólo respeto, sino cierta envidia, porque lograbas decir y hacer lo que la mayoría -estoy segura-, muchas veces hemos deseado y no nos atrevemos.
 
GLORIA EUGENIA NARVÁEZ POSADA
24 y 28 de agosto de 2015
 
 

sábado, 2 de mayo de 2015

CON LA POETA YENNY LEÓN





"La niña se hunde
en el cuarto silencio más largo de la tierra" Yenny León






"No tengo otro papel para escribir
Que la roca sobre la cual naufrago." Mujer de agua. Yenny León



"La cola del escorpión atraviesa la comisura
de mis labios." La cola del escorpión. Yenny León  


SOBRE EL ENCUENTRO CON STEVEN RÍOS 25 DE ABRIL 2015


 
 
 
 
Cuando escucho leer poesía me asalta una sensación de vacío. Solo algunos poetas lograr extraer de mí algo que aflora con ciertas palabras. ¿Un poco de alma? Las palabras son insuficientes, voy dejando pedazos por ahí entre lecturas. Eso que me falta no se recupera nunca. Al mismo tiempo el vacío se acostumbra a vivir con migo, pero basta un buen poema para menguar la cicatriz, para dejar abierto eso que era pasado y aguarda tras la piel.

Esa sensación me asalta cuando escucho leer a Steven. Sospecho que no me sucede solo a mí, ya que el silencio me atormentó el sábado, los motores jugaban en la autopista, irrumpían sin pudor. Las caras ensimismadas, las cabezas en blanco, las bocas soldadas.

  

  
CURRÍCULUM VÍTAE
 

 He pasado unas cuantas temporadas en el infierno
y otras cuantas más de prostíbulo en prostíbulo
borracho, conversando con las putas sobre modernidad
sin saber que la puta más grande dormía en mi cama....
Es poco lo que puedo decir de mí que sea bueno
he perdido la cuenta del tiempo que he malgastado amando
vomitando amor entre palabras y cuadernos viejos" (...)

Steven Rios
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 UNA TARDE PERFECTA PARA UN BALDAZO DE MIERDA
 
 “¿Qué estoy haciendo en este lugar,
solo y cargado de culpas?
Me pregunto.” ...

Raymond Carver

El levantarse un lunes
a eso de las 2 de la tarde
y disponerse a abrir
las cortinas de la habitación
con una resaca del putas
para saludar el día
con desgano
mientras tus ojos
se esconden del sol
que parece
apuñalarte la retina" (...)

Steven Ríos
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La noche llega, el Raudal espera por un aguardiente menudeado, una mujer se acerca…me ofrece un trago.