domingo, 7 de abril de 2013

TERTULIA: LA MUSICA QUE TANTO NOS GUSTA






EL CUBO DE LECTURA BPP
SOBRE LAS CANCIONES QUE MÁS NOS GUSTAN
 (23 DE MARZO DE 2013) 
EL PLACER QUE NO TIENE FIN 

Una vez más quisiera comparar a la literatura con la música. Quien escucha música para algo, no la escucha plenamente. Sólo lo hace quien la escucha por la pasión de hacerlo, porque la disfruta, porque la necesita, porque es parte de su vida escucharla. Además, como tanto se ha dicho, la música destruye el principio de que las cosas existen para ver un desenlace. Quien oiga música esperando un final, se habrá perdido la sustancia de cada instante. Porque la música es cada instante; aprender a oír música es aprender a reconciliarse con el paso del tiempo, amar lo que existe y huye, recibir lo que viene, para lo cual es necesario continuamente despedir lo que pasa. Yo diría que si bien hay muchos libros que nos dan su tesoro una vez y ya no reclaman de nosotros repetición alguna, los mejores libros son aquellos a los que siempre queremos volver, de los que no podemos decir que ya los conocemos, a los que siempre estamos conociendo.


Ese es uno de los misterios del arte, un misterio que el arte comparte con la naturaleza. Cuando alguien dice "ven, vamos a ver salir la luna llena", uno normalmente no responde "yo ya la vi salir el año anterior", uno corre a verla de nuevo como por primera vez. Y no decimos "yo ya vi el mar, ya vi las estrellas, ya vi el atardecer", volvemos a ver el mar, "que siempre recomienza", volvemos a la primera estrella como fuéramos el primer ser humano que la mira. Volver al atardecer, como decía Borges, como si el secreto intacto que arde en él por fin estuviera a punto de ser revelado. Así son el arte y la música y la literatura. Claro que es un goce ese libro que nos recomiendan, que no hemos leído y que empieza a perfilarse como una promesa. Pero tal vez los mejores libros son aquellos que, leídos muchas veces, siguen siendo una promesa para nosotros.

William Ospina.

Partiendo de esta verdad que nos propone William Ospina, nos tomamos el tiempo para recordar aquellas canciones que nos cuentan tantas cosas, pero que nos permiten al mismo tiempo recordar muchas otras. No hay una canción que nos guste y que no tengamos nada que contar sobre ella, de allí que los miembros del Cubo de Lectura este día pudimos conocer y reconocernos en las historias de los otros.

Rafael Mesa, quiso compartir la canción Costumbres, interpretada por Rocío Durcal, hermosa mujer, hermosa voz, hermosa letra que afianza la idea de que la costumbre se sobrepone al amor, u otras circunstancias.




Sandra Martínez, nos recuerda esas canciones que la han acompañado tantos años, Mecano fue muy importante en su juventud y esta canción que toca el tema de la infidelidad es vigente todo el tiempo.



Andrés Esteban, nos habla de cómo en Colombia existen tantos pueblos donde se diría el tiempo no transcurre, no es necesario soñar con algo diferente, porque la quietud los ha detenido en el tiempo, así es ahora y lo seguirá siendo. Pueblo Blanco dice de todo eso.



Yorledy Parra, nos introduce en una contradicción, Bailar Sin Movimiento, ¿será posible? Una canción que habla de ese que quiere seguir a tú lado, aunque ya no lo deseemos, acabar con esto es bien difícil.
Juliana Londoño, estudiante de matemáticas, tiene una mirada sobre el mundo que permite mirar desde una perspectiva alejada un poco de lo convencional. La poesía de la ciencia, y es que si hablamos de la relación entre música y poesía, también cabe la ciencia e incluso la visión poética de las matemáticas, Juliana nos recuerda que a veces nos acostumbramos solo a una manera de ver las cosas.



Para terminar esta compilación de canciones y su relación con la poesía, escuchemos a una de las grandes cantantes de México. Chavela Vargas.


2 comentarios:

  1. La música nos salva. Las artes en general... Aunque ahora mismo no podría escuchar a Serrat.

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  2. Abría la puerta de vez en cuando, esperando encontrar a los amigos que no volví a ver, diez años después siguen tras la puerta. Ahora lo sé, la puerta sellada, goznes oxidados, años después quedó clausurada.

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