viernes, 11 de julio de 2014

SOBRE EL ENCUENTRO CON EL ESCRITOR LEONARDO MUÑOZ








"Puedo decir de mí, que soy como una hoja que anda suelta. Que su camino es el que le dibuja la brisa, otras veces se detiene sobre los tejados. Y ahí se queda por horas viendo pasar el vuelo de las aves, contar estrellas. Otros días simplemente hago de Leonardo Jesús, leo los libros que él lee y en otras ocasiones recuerdo y escribo con él, unas líneas que se parecen a mí" 




Cuando nos encontramos con Leonardo Muñoz ¡nos dio un hambre! Pensar en “Dulce de plátano maduro” (Uno de sus cuentos) a las 11:00 a.m. es comerse el postre antes del almuerzo y es que días antes habíamos almorzado aquel cuento ganador del concurso del Ministerio de Educación Nacional en 2011 “Acuérdate del Thaine”, este cuento nos había dejado el paladar inquieto y la saliva crepitante en espera de un “Jugo de mango” u otro de esos cuentos que se aromatiza con clavos, canela, ajo o limón.

O aquel cuento terrible, “Pebre de galápago” que nos recuerda esos hombres que huelen a cobre, el miedo que produce la cercanía con la muerte y la inocencia de dos niños que aún creen que los muertos tienen alas y  pueden volar.



Pebre de galápago

Leonardo Jesús Muñoz Urueta


— Hermana, ¿Qué crees que están haciendo a esta hora Nicolasa y Herminia en el cielo?
— No sé… pero mamá dijo que en el cielo pueden volar.
— ¿Será que no les harán falta sus caparazones?
— En el cielo les dan caparazones nuevos y son del color de la luna, eso dijo mamá.
— Hermana…
— Extraño a Nicolasa y a Herminia.
— Yo también, hermano. El hilo lo cruzas en el punto donde se encuentran los dos palitos de matarratón. Sí…así, pero amárralo un poco más fuerte.
— Esta cruz es para Nicolasa. ¿Te acuerdas la primera vez que la conocimos?
— Sí, fue un domingo de mayo, cuando fuimos al río con papá a pescar.
— Estaba en la orilla, parecía como si se le hubiese olvidado que debía ir a las aguas del río. (...) Seguir Leyendo:


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Lo que tienen en común los cuentos de Leonardo son esos momentos de rememoración, la nostalgia del ausente, el alma epicúrea que nos ha logrado tocar en los más profundo. Los cuentos de Leonardo nos llevan a eso que él llama “recordar, es pasar por el corazón de nuevo”, no podemos evitarlo, sus cuentos nos conmueven, porque habla de la abuela, la misma que tuvimos todos, de la madre, la hermana, la sobrina, el erotismo, el amor ese  que tiene tantas formas como caras hay en el mundo.

De lo que estamos seguros, es que Leonardo Muñoz es un escritor con el que desearíamos conversar toda la tarde, sin embargo, el tiempo es inclemente, solo nos queda seguir leyéndolo, esperar su nuevo libro de cuentos y recordar los poemas que cuenta de memoria, al igual que los cuentos y su vida.

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