sábado, 1 de septiembre de 2012

JOSÉ DONOSO “PASEO”


En el día de hoy comenzamos visualizando la entrevista a José Donoso, donde narra cómo la escritura, o más bien el trabajo de escribir le causa un mal increíble. Una úlcera que lo lleva al quirófano de manera irredimible. Para José Donoso, la realidad debe ser ironizada, llevada al extremo, “nadie quiere leer los padecimientos de tu madre, pero esa otra parte, el retrato cruel, lo no dicho, es otro asunto”. José Donoso en esta frase resume un poco lo que es la literatura, algo que va más allá de la anécdota.

La literatura de José Donoso, es para algunos reminiscencia, la madre y el abuelo en este caso, junto con otro cuento de Donoso “Ana María”, se entrecruzan, convergen en el recuerdo de la abuela fallecida, en el viaje hacia el pasado. Otros tiempos, esos en que la madre recuerda las tierras que ya no posee, el lugar donde nació y la tristeza, la desazón lo embarga todo, las manías, los vecinos, la tía. El peso de la familia está presente en la mayoría de sus cuentos.

Algunos advierten que se deja ver  la decadencia de la clase aristocrática. Indudablemente aquí José Donoso explora algo que fue parte de su vida. Pertenecer a la burguesía lo alejó un poco de la visión del mundo que esboza en sus cuentos, sin embargo a través de la servidumbre que hizo parte de su familia pudo acercarse a un mundo vedado, el de los días en vilo, los trabajos exiguos y las noches de frío.

Matilde es el equilibrio, la que mantiene todo atado, el eslabón de esa casa, nos recuerda a algunas vecinas que todavía son ese pilar inamovible, eterno. Sorprende José Donoso, al convertir un hecho tan cotidiano en algo tan entretenido, que nos va llevando a una profundidad inesperada. Demuestra una sensibilidad increíble sobre lo cotidiano, expresada de una manera que la gente se siente movida por hechos rutinarios, es un cuento muy bien logrado, no sobra una palabra. Otro ejemplo de esta perfección puede ser el cuento de Donoso, China, en donde dos niños seducidos por una tienda se transportan a China, una historia para dejar entre las pendientes.

El amor filial no había necesidad de demostrarlo, sin embargo  hay una búsqueda, una necesidad de nombrarlo, de decir cosas, la falta de palabras conlleva a tener una espera infinita, las palabras no dichas sólo abren el espacio para pensar en supuestos, ¿me quiso? A veces también la quise, ¿nos querrá? ¿Volverá?

El perro es el cómplice, el amigo, que le permite revelarse, destruir o fracturar el orden establecido, dejar lo seguro, la comodidad, para aventurar, para divertirse. “No se ha vivido si no se a navegado” creo que decía Herman Melville, lo que quería decir era que la vida había que salir a buscarla, que no te llegaba a la casa, a la tranquilidad. 

La imposibilidad de nombrar, de conversar tranquilamente, hace que esta familia viva sobre imaginarios, que le abran un espacio a la espera. Esperar que todo vuelva a ser como antes, que la persona que se ama regrese, que nos amen, que el ser querido sepa que lo queremos, que deseamos que vuelva, que estamos tristes, alegres, que deseamos morir, o vivimos imposibilitados para vivir. Esto hace que se sienta un gran sufrimiento, una represión total de sentimientos. En “Paseo” vemos una arquitectura de la familia, se supone que una familia debe estar conformada por un padre, una madre, unos hermanos, unos hijos, pero podemos construir la casa desprovista de sentimientos, que frente a la menor irrupción se derrumbe. Por eso es tan importante la rutina para Matilde, para los tíos, la rutina del juego, de tender la cama, de perder, porque el salir de esta rutina los enfrentaría a algo que no quieren, que nunca han deseado, salir implica vivir, enfrentar lo desconocido.

La estructura del cuento de Donoso es laberíntica, todo está implícito, el destino de Matilde es una incógnita, debería existir un continuara…, un nuevo cuento, una saga donde nos cuenten a donde se fue Matilde con su perrito. Algunos imaginamos que ha muerto, o que su vestido roto, sus zapatos empantanados, obedecen al amor, a la pasión, a la existencia de un amante, los encuentros furtivos, la huida, la posibilidad de una mujer abierta al abismo. Todo o nada, el pretexto, el tedio  Es posible que Matilde haya huido  no gracias al  amante deseado, si no, que haya salido en busca de aventura, o que solo hubiese decidido estar sola. El perro es el vehículo a otro mundo, otro orden. O simplemente está muerta, desapareció para siempre, es recuerdo, sentimiento, encuentro consigo misma.

El recuerdo de la hija de José Donoso irrumpe la conversación, intentando atar cabos, buscando encontrar respuestas frente a la relación de los hermanos de Paseo, que siguen inmóviles, silenciosos, mientras su micromundo sucumbe, se desmorona, muta. Pilar Donoso, madre de tres niños, publicó en 2009 'Correr el tupido velo', una biografía de su progenitor, basada en diarios íntimos de su padre. Entre esos textos de José Donoso había fragmentos de un proyecto de novela sobre una hija que descubre los diarios personales de su padre y se suicida luego de leerlos. La escritora chilena comentó en su momento que esa historia era una fábula de su padre sobre lo que a ella le ocurriría cuando leyera sus anotaciones íntimas.

La tía Matilde cumple un rol femenino por antonomasia, el de la madre. Una familia necesita ese rol para suplir algunos vacios, para dar estabilidad, para generar cuidado, tranquilidad, en el caso de los más jóvenes. El perro llega a irrumpir este orden, acaba con la monotonía abre el paso a la ausencia.

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