PASEO.
CUENTO DE JOSÉ DONOSO.
CLUB DE LECTURA 2012
Disfruto los escritos de JOSÉ DONOSO. Sus temas, aparentemente frívolos, pues sus cuentos tratan por lo general asuntos de gente de la burguesía Chilena, ocultan cuestionamientos sutiles a esa forma de vida ligera, improductiva, absurda, de la cual participó él por su propia pertenencia de clase. Leí hace un tiempo CUARTETO PARA DELFINA. Tuve inmensas dificultades para leer "CORONACIÓN"; supongo que por imposibilidades o carencias mías. Leer a JOSÉ DONOSO es comprender las profundas diferencias entre el Chile Burgués y el Chile de abajo, el Chile del pueblo, el hombre y la mujer de la montaña y del mar, a quienes les cantó NERUDA. Los hombres de los puertos sobre los que escribió bellamente ANTONIO SKÁRMETA; los hombres y mujeres retratados en lo mejor de la literatura Chilena: las gentes del campo, los obreros de las minas de cobre; los “rotos”que vagabundean por ese país hermoso de cultura extraña, casi ajena al destino americano. País que, sin quererlo, vivió en su entraña lo agudo de las contradicciones políticas de este continente al cual, me paree a mí, se ha negado a pertenecer su dirigencia, con los ojos puestos en Europa.
De todas maneras, JOSÉ DONOSO ama la verdad a través de la literatura, y su temática es tan valiosa como la de Violeta Parra y la de tantos cantores y poetas populares.
El cuento EL PASEO es un retrato o una crónica del alejamiento vital y la decadencia de una familia; que poco a poco se va extrañando del mundo y de la vida. Viven una vida de puertas adentro: cerrada. En el relato la servidumbre es invisible, inexistente; sus cortas menciones o referencias relatan en forma tangencial las ocupaciones propias de los criados. En ausencia de los padres, la hermana asume la autoridad. Los actos cotidianos de estos hermanos son casi un ritual repetido hasta el hastío. Parece como si el único ser vivo de esa casa fuese el niño que relata. Pero esa voz no es la de un niño: es la voz de un adulto, de un taxidermista que corta la carne de sus consanguíneos y muestra las relaciones internas entre esos prisioneros, con la lucidez y la crueldad de quien describe carne muerta.
El relato podría caer en una repetición que nos produciría náuseas si no apareciera el elemento vital, en forma de una perra callejera, que se introduce en la vida de esta familia, a pesar de ellos. Esa perra sucia y enferma desata el instinto protector de la mujer. Uno piensa, en un comienzo, que es la madre, la mujer, quien busca curar, sanar a la perra, para devolverla a la vida; pero pronto comprende que lo que busca esta mujer es aumentar el número de sus súbditos, tener otro ser en su órbita. La perra, en un comienzo, se convierte en la compañera de la beata, en la confidente, en la amiga que nunca tuvo, por su dedicación a su familia. Y poco a poco, la mujer se ve arrastrada, por la presencia de la perra, al reconocimiento de sí misma. Es como si la perra fuera un catalizador que le permite darse cuenta de que ella puede sentir, mirarse en otra forma, alterar la normatividad, la rigidez que determinó cada acto de su existencia. La mujer, finalmente, empieza a salir de la casa en las horas de la noche, y se desordena, se convierte, ella misma, en la perra, en la intrusa. Se pierde, en el sentido en que actúa como si ya no perteneciera a ese mundo cerrado, burgués. Se pierde porque se entrega al reconocimiento y la satisfacción de sus propias necesidades. Uno, como lector, no sabe si en esas salidas, la mujer se prostituye o actúa en otra forma deshonrosa. Considero que su pecado es salir de la órbita familiar a la cual se había auto-condenado.
Es un hermoso y muy bien logrado escrito de JOSÉ DONOSO. No lo conocía y me cautivó, como lo hizo en otro tiempo la lectura de EL LUGAR SIN LÍMITES.
Gracias Alberto, por permitirme este disfrute.
No te había respondido antes, porque ando carente de tiempo.
Atentamente,
HERNANDO.
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