martes, 1 de marzo de 2016

SOBRE MIENTRAS AGONIZO



PRIMERA PARTE: PRIMEROS DIEZ MONÓLOGOS






El primer monólogo es de Darl, él presenta a su hermano Jewel caminando detrás, para al final adelantarle y quedar triunfante. Esa rivalidad entre Darl y Jewel nos va a acompañar durante toda la novela. Dos hermanos que representan una batalla primigenia. Este primer capítulo es la antesala de lo que va a ser esa lucha intensa intentando demostrar el gran afecto por su madre.


Desde el primer capítulo ya sabemos que Cash el hermano mayor está haciendo una caja; Cash es un carpintero notable, se toma el tiempo, lo hace de la mejor manera, esa caja es un ataúd, ¿para quién? Es la pregunta inicial.





A medida que avanzan los monólogos nos vamos enterando de cosas que ya el título nos avisaba, “Mientras agonizo” es la historia de la familia Bundren y quien agoniza es la madre (Addie). Esto va a detonar una serie desencuentros y tensiones entre los miembros de la familia. Anse (Padre) es el llamado a mediar en ellos, sin embargo Cash, Jewel, pero sobre todo Darl asumen el roll que el padre está imposibilitado para ejercer. Anse no es un padre ideal, su visión de las cosas es primaria, esto le impide conocer qué piensa cada uno de sus hijos, qué desean, hace lo que su lógica le permite, quiere mantener unida a su familia a toda costa.


De esta primera parte, es decir, hasta el capítulo 10, se deja ver un poco la personalidad de Anse, Jewell, Dewey Dell, pero sobre todo la de Darl, quien extrañamente está al tanto de todo lo que sucede con sus hermanos. Porque aunque la historia de Addie es trágica porque sabemos que va a morir, la vida continua. Dewey Dell (hermana) hizo el amor con Lafe mientras recogía algodón y Darl es el único que sabe su secreto. De esta manera Darl es además un cómplice, está al tanto de que hacen sus hermanos, esa carga extra le pesa, pero con un padre que no sabe que sucede con sus hijos y una madre muerta alguien tiene que tomar ese papel.



SEGUNDA PARTE: HASTA EL MONÓLOGO 35







Ya tenemos claro que la familia Bundren está conformada por Anse (padre), Addie (madre) y cinco hermanos, Cash (27 años) , Darl (25 años), Jewel (18 años) , Dewey Dell (17 años) , Vardaman (El niño pequeño 11 o 12 años)


Esta segunda parte inaugura lo que va a ser la odisea de la familia Bundren. Si la gran historia de mientras agonizo es la familia, el argumento es cómo esa familia se enfrenta a un viaje (metáfora de la vida) que los va a llevar al límite. ¿Será que el último deseo de un muerto vale tanto esfuerzo? ¿Qué mantiene unida a esta familia? ¿Las grietas los romperán en pedazos?


Una de las cosas interesantes de esta segunda parte es como el monólogo de Darl es una especie de presentimiento de narrador omnisciente, algo extraño por la manera en cómo se está contando el libro, pero que deja ver a Darl como algo más que un personaje y es un narrador personaje, porque interviene en la historia. Cuando Darl y Jewel salen en la carreta con el objetivo en mente de ganar tres dólares, saben que no volverán a ver a Addie viva otra vez. Sin embargo emprenden el viaje como una manera de escapar al circo que se teje alrededor de la muerte de Addie; Darl sabe la rabia de Jewel, “todos ahí como buitres, esperando que ella muera” algo así son las palabras de Jewel, tal vez uno de los hijos que mayor cercanía tuvo con Addie. Los tres dólares son necesarios, pero Darl sabe que Jewel necesita respirar, prepararse para lo que viene.


DARL

Padre está en pie, junto a la cama. Desde detrás de su pierna, Vardaman escudriña: su cabeza es redonda, y redondos también sus ojos; tiene la boca en trance de abrírsele. Ella mira a padre; diríase que toda su flaca vida se le derrama en los ojos, urgente, irremediablemente.
–Es a Jewel a quien busca –dice Dewey Dell.
–Mira, Addie –dice padre–, él y Darl han ido a traer otra carretera. Pensaban que tendrían tiempo. Que tú los aguardarías y que esos tres dólares, además... (…)

Padre respira con un sonido tranquilo, ronco, mascando tabaco entre sus encías.
–Sea lo que Dios quiera –dice–. Ahora me podré comprar la dentadura.

A Jewel le cuelga el sombrero laciamente sobre la nuca, canalizando el agua hacia el empapado saco de arpillera atado sobre sus hombros, mientras que, con los tobillos hundidos en el arroyo de la cuneta, hace palanca con una escurridiza tranca sobre un madero podrido como fulcro, en el eje de la rueda. «Jewel –le digo–, madre ha muerto. Jewel, Addie Bundren está muerta.» p.20

La muerte de Addie la esperan todos de alguna manera, pero Vardaman es el único que al darse cuenta que su mamá murió reacciona de manera violenta, culpando al médico que vino en último momento. Las lágrimas de Vardaman se mezclan con la lluvia, que avizora que el viaje a Jefferson no va a ser nada fácil.


El monologo 23 narrado por Darl es el comienzo del viaje. Anse junto a Vardaman y su hija Dewey Dell, Cash atrás sentado en la carreta, Darl sobre el ataúd y Jewell al frente en su caballo.




La odisea, llevar a Addie a su pueblo natal Jefferson, con el agravante de que hace poco una gran tormenta derribó los puentes que los comunican con esta ciudad. Los acompaña la zozobra, pero también un cadáver de tres días que añora ser enterrado. Los buitres vuelan en círculos en el cielo esperando un descuido humano.


Esta segunda parte además tiene algo muy bello y es el monologo 32 narrado por Darl donde a manera de microcuento Darl nos cuenta como Jewel consiguió un caballo pura sangre. Entre el misterio, pero también el engaño. Asunto clave en esta novela donde todos ocultan algo.

DARL

“Esa noche vi a madre sentada en la cama en que Jewel dormía, en la oscuridad. Lloraba fuerte, tal vez porque tenía que llorar tan bajo; tal vez porque sentía acerca de las lágrimas lo mismo que sintió sobre el engaño; y se odiaba porque lloraba, se odiaba porque tenía que llorar. Y entonces supe lo que supe. Llegué a saberlo ese día tan claro, tan claro, como llegué a saber lo de Dewey

Dell aquel día.” p.48

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