PRIMERA
PARTE: PRIMEROS DIEZ MONÓLOGOS
El primer monólogo es de Darl,
él presenta a su hermano Jewel caminando detrás, para al final adelantarle y quedar
triunfante. Esa rivalidad entre Darl y Jewel nos va a acompañar durante toda la
novela. Dos hermanos que representan una batalla primigenia. Este primer
capítulo es la antesala de lo que va a ser esa lucha intensa intentando
demostrar el gran afecto por su madre.
Desde el primer capítulo ya
sabemos que Cash el hermano mayor está haciendo una caja; Cash es un carpintero
notable, se toma el tiempo, lo hace de la mejor manera, esa caja es un ataúd,
¿para quién? Es la pregunta inicial.
A medida que avanzan los
monólogos nos vamos enterando de cosas que ya el título nos avisaba, “Mientras
agonizo” es la historia de la familia Bundren y quien agoniza es la madre (Addie).
Esto va a detonar una serie desencuentros y tensiones entre los miembros de la
familia. Anse (Padre) es el llamado a mediar en ellos, sin embargo Cash, Jewel,
pero sobre todo Darl asumen el roll que el padre está imposibilitado para
ejercer. Anse no es un padre ideal, su visión de las cosas es primaria, esto le
impide conocer qué piensa cada uno de sus hijos, qué desean, hace lo que su
lógica le permite, quiere mantener unida a su familia a toda costa.
De esta primera parte, es
decir, hasta el capítulo 10, se deja ver un poco la personalidad de Anse,
Jewell, Dewey Dell, pero sobre todo la de Darl, quien extrañamente está al
tanto de todo lo que sucede con sus hermanos. Porque aunque la historia de
Addie es trágica porque sabemos que va a morir, la vida continua. Dewey Dell
(hermana) hizo el amor con Lafe mientras recogía algodón y Darl es el único que
sabe su secreto. De esta manera Darl es además un cómplice, está al tanto de
que hacen sus hermanos, esa carga extra le pesa, pero con un padre que no sabe
que sucede con sus hijos y una madre muerta alguien tiene que tomar ese papel.
SEGUNDA
PARTE: HASTA EL MONÓLOGO 35
Ya tenemos claro que la
familia Bundren está conformada por Anse (padre), Addie (madre) y cinco
hermanos, Cash (27 años) , Darl (25 años), Jewel (18 años) , Dewey Dell (17
años) , Vardaman (El niño pequeño 11 o 12 años)
Esta
segunda parte inaugura lo que va a ser la odisea de la familia Bundren. Si la
gran historia de mientras agonizo es la familia, el argumento es cómo esa
familia se enfrenta a un viaje (metáfora de la vida) que los va a llevar al
límite. ¿Será que el último deseo de un muerto vale tanto esfuerzo? ¿Qué
mantiene unida a esta familia? ¿Las grietas los romperán en pedazos?
Una de
las cosas interesantes de esta segunda parte es como el monólogo de Darl es una
especie de presentimiento de narrador omnisciente, algo extraño por la manera
en cómo se está contando el libro, pero que deja ver a Darl como algo más que
un personaje y es un narrador personaje, porque interviene en la historia.
Cuando Darl y Jewel salen en la carreta con el objetivo en mente de ganar tres
dólares, saben que no volverán a ver a Addie viva otra vez. Sin embargo
emprenden el viaje como una manera de escapar al circo que se teje alrededor de
la muerte de Addie; Darl sabe la rabia de Jewel, “todos ahí como buitres,
esperando que ella muera” algo así son las palabras de Jewel, tal vez uno de
los hijos que mayor cercanía tuvo con Addie. Los tres dólares son necesarios,
pero Darl sabe que Jewel necesita respirar, prepararse para lo que viene.
DARL
Padre
está en pie, junto a la cama. Desde detrás de su pierna, Vardaman escudriña: su
cabeza es redonda, y redondos también sus ojos; tiene la boca en trance de
abrírsele. Ella mira a padre; diríase que toda su flaca vida se le derrama en
los ojos, urgente, irremediablemente.
–Es
a Jewel a quien busca –dice Dewey Dell.
–Mira,
Addie –dice padre–, él y Darl han ido a traer otra carretera. Pensaban que
tendrían tiempo. Que tú los aguardarías y que esos tres dólares, además... (…)
Padre respira con un sonido
tranquilo, ronco, mascando tabaco entre sus encías.
–Sea lo que Dios quiera –dice–.
Ahora me podré comprar la dentadura.
A Jewel le cuelga
el sombrero laciamente sobre la nuca, canalizando el agua hacia el empapado saco
de arpillera atado sobre sus hombros, mientras que, con los tobillos hundidos
en el arroyo de la cuneta, hace palanca con una escurridiza tranca sobre un
madero podrido como fulcro, en el eje de la rueda. «Jewel –le digo–, madre ha
muerto. Jewel, Addie Bundren está muerta.» p.20
La
muerte de Addie la esperan todos de alguna manera, pero Vardaman es el único
que al darse cuenta que su mamá murió reacciona de manera violenta, culpando al
médico que vino en último momento. Las lágrimas de Vardaman se mezclan con la
lluvia, que avizora que el viaje a Jefferson no va a ser nada fácil.
El
monologo 23 narrado por Darl es el comienzo del viaje. Anse junto a Vardaman y
su hija Dewey Dell, Cash atrás sentado en la carreta, Darl sobre el ataúd y
Jewell al frente en su caballo.
La
odisea, llevar a Addie a su pueblo natal Jefferson, con el agravante de que
hace poco una gran tormenta derribó los puentes que los comunican con esta ciudad.
Los acompaña la zozobra, pero también un cadáver de tres días que añora ser
enterrado. Los buitres vuelan en círculos en el cielo esperando un descuido
humano.
Esta
segunda parte además tiene algo muy bello y es el monologo 32 narrado por Darl
donde a manera de microcuento Darl nos cuenta como Jewel consiguió un caballo
pura sangre. Entre el misterio, pero también el engaño. Asunto clave en esta
novela donde todos ocultan algo.
DARL
“Esa noche vi a madre sentada en la cama en que Jewel
dormía, en la oscuridad. Lloraba fuerte, tal vez porque tenía que llorar tan
bajo; tal vez porque sentía acerca de las lágrimas lo mismo que sintió sobre el
engaño; y se odiaba porque lloraba, se odiaba porque tenía que llorar. Y
entonces supe lo que supe. Llegué a saberlo ese día tan claro, tan claro, como
llegué a saber lo de Dewey
Dell aquel día.” p.48
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