martes, 1 de noviembre de 2016

EL MONSTRUO QUE HAY EN NOSOTROS




                                                                               
La soledad es tal vez la cuna donde nacen los monstruos. Recordemos un poco la anécdota que habla de cómo el poeta Lord Byron junto con algunos amigos se encierra en el verano de 1816 en un castillo, el verano se demora en llegar, ya que por un misterioso fenómeno de la naturaleza el invierno se prolonga y en un juego curioso, el poeta les propone a sus amigos escribir historias de miedo. Entre los amigos se encontraba Mary Shelley que hila el borrador de lo que va a ser un estudiante de ciencia Víctor Frankenstein, con una gran obsesión sobre el principio vital, es decir, se pregunta por cosas como: ¿Qué le da vida al hombre, cómo lograr la inmortalidad y cómo erradicar la enfermedad? La misma Mary Shelley más adelante perderá dos de sus hijos, pero lo más impresionante es que su hermanastra (hermana adoptada) con el tiempo sucumbirá al infortunio y la depresión la conducirá a la muerte. Es posible que estas pérdidas hayan configurado las ideas de Víctor Frankenstein y el monstruo en relación con la la vida y la idea de morir.

El juego que propuso Lord Byron generó una de las novelas más leídas en su tiempo. Cuestiona la ciencia en relación con la humanidad, se pregunta, ¿los adelantos en el conocimiento científico nos hace mejores seres humanos, hacen mejor al mundo?

Víctor Frankenstein es un científico que sobrepone su deseo sobre la razón, en otras palabras, crea un monstruo a partir de su obsesión por la idea de la inmortalidad, por su intención de ir más allá de lo que la ciencia había podido lograr. Pero su invención, mero capricho existencial, lo lleva al extremo de la locura. Cegado por su obsesión, Víctor no piensa en las consecuencias de sus actos. Todo hijo necesita a un padre, así el hijo sea un monstruo. Esa negación va a generar en el monstruo el deseo de venganza, ya que el monstruo tiene conciencia de sí mismo y por ende el deseo de ser humano ¿Qué nos hace humanos? ¿La relación con los demás, amar? Eso piensa el monstruo, que desprovisto de prejuicios confía ciegamente en la raza humana; quiso ayudar a un niño que se estaba ahogando y le dispararon, quiso conseguir amigos, pero lo discriminaron por su aspecto, desearon su muerte. ¿qué es los monstruoso? ¿acaso la sociedad nos convierte en monstruos? ¿todos somos monstruos de alguna manera?




Italo Calvino en su libro historia sobre la fealdad plantea algo interesante: se podría sugerir como hizo Nietzsche en el Crepúsculo de los ídolos, que en lo bello el hombre se pone a sí mismo como medida de la perfección y se adora en ella. En hombre en el fondo se mira en el espejo de las cosas, considera bello todo aquello que le devuelve su imagen.

Con lo anterior podemos pensar que el rechazo de Víctor hacía el monstruo radica en que no es como él, es decir, no es humano. Pero más adelante nos vamos a dar cuenta que el monstruo tiene conciencia, es decir, tiene consciencia de su existencia. Lo que podemos intuir de la postura de Nietzsche, es que el hombre teme ver el monstruo en su interior y la novela de Mary Shelley nos va a mostrar eso que tanto odiamos. Lo monstruoso no sólo como algo físico, sino como una imposición de la cultura, que media nuestra interior.




Mary Shelley en la soledad de un castillo lograr crear el monstruo que la va a acompañar el resto de su vida, así como Víctor perdido en su deseo lograr crear el monstruo que lo va a confrontar frente a la necesidad de amar. Los monstruos que crearon terminan cuestionando la condición humana, eso que somos, genio, locura, alegría, tristeza, siempre en contradicción.

Frankentein o el moderno Prometeo es sin duda una novela vigente. El genio del terror Stephen King, tiene esta novela como una de sus favoritas y dice que Frankenstein es una novela que todos deberíamos leer ¿por qué? por todo lo anterior, pero también porque el monstruo, ese que tanto cuestionamos, termina siendo un espejo de nosotros mismos.

Lo más increíble es como la historia de la soledad que sentía Fanny, la hermanastra de Mary Shelly, de alguna manera se une con la forma de pensar del monstruo al final de la novela, ¿Será que Fanny era el monstruo? eso lo tendremos que descubrir leyendo la novela, pero para atar cabos, les dejo un fragmento de la carta que escribió Fanny antes de suicidarse (sacada del espejo gótico)

Fanny alquiló una habitación en una pensión de Swansea y allí se quitó la vida. Junto a ella encontraron una botella de láudano y una breve nota:

Hace tiempo que decidí que lo mejor que podía hacer era poner fin a la existencia de un ser cuyo nacimiento fue desgraciado, y que a lo largo de su vida no ha hecho sino causar dolor a aquellos que arriesgaron la salud en aras de su bienestar. Tal vez os entristezca enteraros de mi muerte, pero pronto tendréis la bendición de olvidar que existió una criatura llamada....

Había tachado su firma, tal vez pensando en la reputación de la familia.



Con todo esto podemos decir también que el ser humano se reconoce a sí mismo cuando es el objeto de afecto de otra persona, decía Freud. El monstruo desea que Víctor fabrique una mujer con sus mismos defectos, pensando, tal vez equivocadamente que ella lo iba a amar. Fanny no lo tuvo ese afecto, rechazada por su familia adoptiva y desprovista de alguien que la ame, no se siente humana.

Para terminar los dejo con la pregunta ¿Por qué el monstruo de Frankenstein no puede ser humano?


John William Jaramillo Tejada

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